La escasez de divisas estadounidenses en el país se agrava, generando protestas, desabastecimiento y un mercado negro galopante.
[Ciudad de Santa Cruz, Bolivia] – La preocupación por la escasez de dólares en Bolivia se ha intensificado en las últimas semanas, desembocando en protestas, desabastecimiento y un alarmante crecimiento del mercado negro. Diversos gremios han anunciado movilizaciones para exigir soluciones al gobierno del presidente Luis Arce, quien enfrenta un panorama económico cada vez más crítico.
Las reservas internacionales se han desplomado. Según el economista Antonio Saravia, profesor en Mercer University, las reservas internacionales de Bolivia han caído drásticamente desde 2014, pasando de un histórico récord de $15 mil millones a solo $1.7 mil millones en la actualidad. De este monto, apenas $200 millones son divisas disponibles, cifra insuficiente para cubrir ni siquiera una semana de importaciones.
¿Por qué esta drástica reducción? Saravia apunta al elevado déficit fiscal acumulado durante los últimos 11 años, donde el gobierno ha gastado consistentemente más de lo que ingresa. A esto se suma la falta de exploración de nuevos yacimientos gasíferos, lo que ha limitado los ingresos por exportaciones.
Las consecuencias son palpables. La escasez de dólares ha impactado severamente la economía boliviana, generando desabastecimiento de combustible, largas colas en las gasolineras y un aumento descontrolado del tipo de cambio en el mercado negro. El dólar oficial se mantiene a 6.96 bolivianos, pero en el mercado negro se encuentra a 8.40 bolivianos, con proyecciones de llegar a 10 bolivianos por dólar en los próximos meses.
¿Qué medidas se necesitan? Saravia propone un ajuste fiscal drástico como única salida a la crisis. Eliminar el subsidio a los carburantes, reducir la burocracia estatal y reestructurar las empresas públicas deficientes son algunas de las medidas impopulares pero necesarias, según el experto.
La situación actual presenta un panorama desalentador. La desesperación de la población crece, mientras el fantasma de un corralito, similar al vivido en Argentina, se cierne sobre la economía boliviana. El gobierno del presidente Arce se encuentra en una encrucijada, debiendo tomar decisiones difíciles e impopulares para evitar un colapso económico de mayor magnitud.
Se espera que en los próximos días se anuncien nuevas medidas por parte del gobierno para abordar la crisis. La respuesta del pueblo boliviano y la capacidad del gobierno para estabilizar la economía serán claves para determinar el futuro del país.